jueves, 9 de octubre de 2008

CARLOS GARDEL - DOCUMENTACIÓN


Muchas fantasías se han tejido en torno al cantor Carlos Gardel, lo que hace difícil determinar cuando estamos frente a episodios veraces y cuando no.
El pasaporte que fue encontrado entre las pertenencias del “Zorzal criollo”, tiene también su cuota de misterio.
Le fue expedido en la Oficina Consular Argentina de Niza el 13 de diciembre de 1932.
La Sra Clara Koser publica las fotografías de este último pasaporte del cantor en su página:
http://gardel.us/pasaporte_1933
Analizar el mismo lleva a compararlo con las fotografías publicadas en la página: http://www.gardelweb.com/gardel-pasaporte-de-1932.htm, donde se cuenta una historia relacionada con Juancito Pecci, quien supuestamente habría puesto su pulgar en el pasaporte reemplazando al de Gardel.
El hecho, que puede ser cierto o no, contiene algunos “errores” evidentes o contradicciones.
El autor de la nota; Juan Carlos Orofino, publica 4 fotografías del último pasaporte de Gardel, lo califica de “trucho”, entre otras cosas, agradece a sus “anónimos colaboradores” y afirma:
“1) - Creemos que publicar este documento completo es una curiosidad de altísimo interés para los admiradores de Gardel.
2) - La foto del zorzal está "recortada" y fuera de cuadro. Prueba fehaciente del "truchaje".
3) - En la foto número tres (Pasaporte 3) aparece la huella digital de Juan Pecci reemplazando a la de Gardel, otra "irregularidad" con características casi humorísticas.
4) - Para completar el "truchaje" en la foto número dos (Pasaporte 2) se consigna el origen "uruguayo" de Gardel.”




Izquierda: Fotografía publicada por J.C.Orofino. Derecha: Fotografía publicada en: http://www.leopoldobarrionuevo.com/QUINTAEDICION/DondeNacistesCarlitos/tabid/263/Default.aspx



Como puede observarse, en la primera falta el sello del consulado que va sobre la fotografía y está cambiada la posición del recuadro. En ambas fotografías, la firma del cónsul que está sobre la foto coincide con la que aparece al final de la página.

Comparando ambas fotografías, más la publicada por la Sra Koser, las afirmaciones del Sr. Orofino me merecen las siguientes consideraciones:
1) - El documento no aparece completo, sólo son reproducidas 4 páginas. La “textura” de las fotografías 1 y 2 es diferente a las de las fotografías 3 y 4, lo que permite suponer que, aún tratándose siempre del mismo documento, se han copiado o fotografiado de diferentes lugares.
2) - La página del pasaporte donde aparece la fotografía de Gardel que publica Orofino, no coincide con otras fotografías existentes del pasaporte chamuscado de Carlos Gardel; falta el sello del Consulado y se ha exagerado el “fuera de cuadro”.
3) - No puedo probar que la huella dactilar que aparece no era la de Pecci, porque éso solamente puede determinarlo un perito que tenga acceso al documento original, pero es inimaginable que Gardel haya podido ser tan irresponsable como para volver a salir de Argentina con un pasaporte falso. Nada le impedía cambiarlo por uno nuevo legal. Sin embargo el 2 de noviembre de 1933, RENUEVA EL MISMO PASAPORTE que obtuviera en Niza, (corriendo el riesgo de salir nuevamente de gira con un documento que "dicen" que era “adulterado”), sabiendo que ingresaría a países donde las leyes castigaban severamente ese tipo de fraude.
Orofino, a pesar de afirmar que “expertos en investigación dactiloscópica de la Policía de la Provincia de Buenos Aires” confirmaron que “se trata de dos huellas diferentes. Como para que no queden dudas del "truchaje", omite mencionar los nombres de los expertos que supuestamente hicieron esa comprobación. Es de esperar que la hayan realizado con los documentos originales y no con las fotos que publica.
4) - Figura en el documento el origen uruguayo de Gardel, porque ésa fue la nacionalidad que el cantor confesó y firmó de puño y letra en vida, en el momento de solicitar el único documento legal que tuvo, con el que firmó contratos, compró propiedades, tuvo cuentas bancarias y viajó. Demasiado riesgoso hubiera sido realizar tantas y tan diversas actividades con un seudónimo o una identidad falsa. La legalidad de este documento ha sido confirmada por profesionales idóneos uruguayos como los doctores Payssé González, Carlos Arezo, y el escribano Freddy Gonzalez Araujo. No se conocen en cambio los títulos que acreditan sus descalificadores.

Todo lo dicho anteriormente conforma el extraño razonamiento francesista y evidencia que, a la hora de adjudicarle a Gardel la nacionalidad francesa, considera válido todo tipo de testimonio o irregularidad documental, a la vez que considera “trucho” todo documento o testimonio que sugiera su orientalidad.

He visto oponer los más ardientes argumentos a la validez del testimonio irrefutable que muestra a Gardel fotografiado haciendo su escolaridad en una escuela montevideana, argumentando que una fotografía no identifica con la precisión de las huellas dactilares o de las matrículas escolares, pero resulta que todas esas consideraciones quedan de lado, si de apuntalar la nacionalidad francesa se trata, y les parece creíble, natural y hasta humorístico, que Gardel haya viajado durante 3 años con un pasaporte que tenía las huellas dactilares de otra persona, sin que les llame la atención que ese documento le sirviera como identificación justamente por su fotografía. Identificación que juzgan lo suficientemente válida como para permitir que pasara todos los controles aduaneros sin dificultades, -aunque fuera falsa la huella dactilar-.

Creo oportuno mencionar que a las fotografías de los documentos de la época se les superponía el sello de la repartición que lo expedía, se les hacía un “picado” con el nº del documento y eran firmadas por encima por el funcionario responsable del momento.



Si a una fotografía usada ya en un documento anterior le recortamos la parte del sello, del “picado” y la firma superpuesta, queda muy poco rescatable.



Entre las fotografías publicadas por la Sra Koser, vemos en la foto 10, del pasaporte de Niza, especificado lo siguiente: Pasaporte: Nº 383017, Otorgado por Policía Federal, Buenos Aires, Fecha: 25 de noviembre de 1930. (Los pasaportes tenían una validez de dos años, entonces era el de 1930 el pasaporte vencido que Gardel presentó en Niza).




Al final de la página publica el pasaporte Nº 383017 , cuya fecha de renovación: 25 de noviembre de 1930, figura en el pasaporte posterior solicitado en Niza. Debajo del número dice: “Número del retrato y credencial debe ser el mismo”. (Subrayado en rojo). Se ve el “picado" de la foto a la derecha de la misma. La fotografía no tiene la suficiente nitidez como para ver la firma superpuesta del funcionario, pero no es la foto que se dice se "despegó" del pasaporte viejo para pegarla en el nuevo.



En base a lo expuesto me inclino a pensar que el pasaporte que Gardel llevaba entre sus ropas en el momento del accidente era legal y no “trucho”.

Una información adicional publicada por el Sr. Angel Yonadi, en el foro de Club de Tango, opone un interesante testimonio de Mario Batistella, al dado por Pecci sobre el episodio de Ventimiglia:

“Mario Battistella, el conocido compositor que tantas melodías de éxito realizara con Gardel, nos hace el relato de una risueña broma que le hicieron a Carlos unos amigos. "Había llegado el cantor a Ventimiglia (frontera italiana) para tomar el tren que lo conduciría a Francia, cuando cuatro personas se le acercaron y en nombre de la ley le dan orden de arresto- ¿Porqué?- protestó Gardel-¿A mí...? Como las explicaciones no convencen a los "policías" se le invita a concurrir a la seccional. Gardel, resignado se dirige donde le indican a insinuación de Juan Pecci, músico argentino que se encontraba trabajando en esos lugares, quien para calmarlo le dijo: "No te preocupes, Carlos, yo conozco al comisario y en seguida te arreglo el asunto. Mientras tanto, esperáme junto con ellos en el café donde estoy actuando que regreso enseguida". A los pocos minutos regresó Pecci contento para explicarle que "todo había sido un mal entendido" y todo vuelve a la normalidad luego que los policías piden disculpas a Carlos por la equivocación.- "Sí- dice el cantor– pero eso no me evitó el que me hicieran perder el tren" –Protestó Carlos - Para suavizar el inconveniente y esperar a que pasara el próximo tren, el patrón del negocio a pedido de Pecci y de los policías sirvió coñac. Carlos bebió creyendo que festejaban el mal entendido y Pecci improvisó al bandoneón algunos tangos que Carlos entonó a media voz, pasándose un rato de lo más agradable entre todos. Cuando lo fueron a despedir a la estación y una vez que Gardel ya estaba sentado en su asiento, Pecci y los policías le dijeron: "Ché, Carlos, tenemos que confesarte una cosa. Lo de los "policías" fue un "macanazo" para poder retenerte unos momentos con nosotros, ¡Perdoná hermano!” Y soltaron una estruendosa carcajada".
Revista Ahora** 22 de junio de 1954** Nº 2192


La revista "Ahora" reprodujo una nota publicada anteriormente por la revista Radiolandia el 11 de Junio de 1949 en la que Batistella afirmaba que lo de Ventimiglia fue un "macanazo" para retener a Carlos un momento con ellos.

En la revista Tanguera del 24 de Junio de 1963, aparece reproducida la misma fotografía que publica Orofino donde se ve a Gardel con Pecci, pero en ésta se ve que Batistella estaba también allí. Hay un error en la fecha porque no pudo haber sido 1936.

También Avlis en su libro: "Carlos Gardel, Alegato por la verdad", pág. 19, reproduce el testimonio de Batistella con algunas variantes, sin especificar la revista:

"Lo que verdaderamente ocurrió en el pintoresco suceso está relatado por uno de los protagonistas del mismo, que vivió aquellos momentos viajando con Carlos Gardel y luego los historió en una serie de notas de una popular revista argentina. Trátase del autor y libretista Mario Batistella, hoy desaparecido.

Dijo que entonces, (1932) se detenía a los viajeros por sospecha de espionaje checoeslovaco.
He aquí el relato de Batistella:

“Llegamos con Gardel de Milán a Ventimiglia, frontera italiana con Francia, y nos detuvieron cuatro individuos que nos dieron la orden de arresto.
Sabíamos que en esa época eran detenidos muchos checoeslovacos acusados de espionaje. Carlitos me dijo: -Ché viejo, estos cosos creerán que somos checos”.
Los “policías” habían exhibido una medallas que nosotros con el nerviosismo no miramos siquiera.
“Cuando caminábamos con ellos rumbo a la Comisaría, se acercó Juan Pecci, bandoneonista argentino contratado por el Bar Americano, de Ventimiglia, que Gardel conocía de muchos años atrás.
-Esperá , hermano, que yo arreglo ésto - dijo - y habló con los “policías”, para manifestarnos luego:
- Listo el pollo. Dénme los pasaportes y yo voy a la Comisaría. Ustedes, para hacer tiempo, vayan al Bar Americano y me esperan.
- ¡Pero vamos a perder el tren! arguyó Gardel.
- No importa - respondió Pecci - Tienen uno cada cuarto de hora.
A los 15 minutos llegó Pecci diciéndonos que estaba todo arreglado. Pero perdimos el tren.
- ¡Qué importa!; dentro de tres hora tienen el otro, dijo ahora...
Y fuimos al Bar Americano. Pecci comenzó a tocar el bandoneón y Carlitos a cantar. Después nos fuimos a la estación. Cuando arrancaba el convoy, escuchamos este diálogo entre Gardel y Pecci:
Gardel: -¡Gracias hermano, por salvarme de la policía! Sin vos estábamos en “naca” (“cana” al revés) por checoeslovacos.
Pecci: - Perdoname, viejo, pero lo de la policía era un invento mío. Queríamos tenerte una tarde con nosotros.
El ruido del tren sofocó la contestación de Gardel.”


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2ª Parte
Lo que silencia la página Gardel Web

Hay mucho más aún, que se ha omitido mencionar en la referida nota:
El reportaje, con foto de Pecci està en las pàginas 588 a 591 del tomo II del libro " El Tango, un siglo de historia " de la Editorial Perfil SA Buenos Aires, editado en abril de 1992:

“EL PIBE ERNESTO ME ENSEÑO A TOCAR EL VIOLIN”, Pecci cuenta como comenzó con el tango y otros pormenores, también que toco por muchos años con la orquesta de Bianco, que competía con la de Pizarro. Luego de que aparece el nombre de Gardel, el diálogo se desarrolla así:
"-¿Usted a Gardel lo conocía desde Buenos Aires?
-Curiosamente no. Lo conocí en Paris, cuando él estaba actuando...Luego me reencontré en Niza pero en circunstancias muy distintas. Yo estaba pasando mis vacaciones. El quedó detenido alli porque tenía el pasaporte vencido. Entonces me llamaron porque me avisaron que había un argentino detenido. Cuando lo vi me sorprendí. Le pregunté que le pasaba y me contestó:
¿Vos sabes que estos longis no me dejan pasar?
Me pidió que le renovara el pasaporte y que le dejara un mensaje a Madame Wakefield quien vivía en Villa Cimiez. Fui al consulado donde el cónsul Olazábal me extendió un nuevo pasaporte para Gardel (en el que tuve que poner mis impresiones digitales) y luego me dirigí a la casa de Madame Wakefield para avisarle que Carlos estaba detenido. ERA 1931. Y EL ESTABA POR CUMPLIR CUARENTA Y NUEVE AÑOS Y COMO EN LA VILLA CIMIEZ LO ESPERABAN CON UNA GRAN RECEPCION QUERIA AVISAR POR SU SITUACION. POR FORTUNA PRONTAMENTE SE ACLARO TODO. "


El episodio, de acuerdo a la fecha que lleva el pasaporte tendría que haber ocurrido en 1932.
Pecci habla también de que Mme Wakefield lo esperaba con una gran recepción para festejar sus 49 años, edad que Gardel habría cumplido dos días antes, lo que situaría su nacimiento en 1883.

Curiosamente, un año después, Gardel vuelve a festejar sus 49 años en París, acompañado por Manuel Sofovich, Armando Defino, Horacio Pettorossi, Alberto Castellanos, Alfredo Le Pera, dos matrimonios amigos de Mme Wakefield y su dama de compañía. Es evidente que al cantor le costaba aceptar el cambio de década y confesar que cumplía “la media rueda”, o los 50 pirulos.

Manuel Sofovich, crítico y periodista, íntimo de Gardel, presente en el cumpleaños de éste en París en diciembre de 1933, relató en tres oportunidades en su diario Noticias Gráficas (septiembre 9/53, marzo 24 y 25/60) la misma anécdota, pero con variante estilo. Dice textualmente que, en determinado momento, Gardel le dijo: “Pibe, ¿te das cuenta lo que es cumplir 49 años?”. Y para que no queden dudas de error de imprenta, señala al final que con un cognac Napoleón festejaron “los juveniles 49 años de Gardel”.

Sofovich cree a Gardel nacido en Toulouse y llegado a Buenos Aires siendo un lactante, con Berta Gardes, pero no cae en la cuenta de que, de haber sido francés, Gardel habría muerto a los 44 años, dos años después de haber festejado sus 49 años.
Se confunde al decir que Gardel fue a Toulouse después de la reunión en el café de París. Gardel había viajado a Toulouse ANTES, en fecha más próxima a su cumpleaños.
http://www.geomundos.com/cultura/gardeloriental/manuel-sofovich---gardel-cumplio-49-anos-en-1933_doc_11616.html

La presencia de Manuel Sofovich en ese cumpleaños y la posterior reafirmación de la edad del cantor hecha en tres publicaciones, es omitida en las menciones a esa reunión hechas por Armando Defino, Simon Collier, Miguel Angel Morena, Guadalupe Aballe y seguramente otros sostenedores del francesismo de Gardel.

No podemos determinar si es Pecci quien falta a la verdad o si fue una mala interpretación del periodismo.


El amigo Pedro Cerdeña nos hace notar que, otro episodio, ocurrido pocos días antes, también narrado por personas que creían en el francesismo de Gardel, ofrecen jugosos datos para el análisis.

Simón Collier, en su libro, pág. 187, dice:
“Gardel quiso que su amigo Defino conociera a su familia francesa. Viajaron por tren hasta Toulouse, donde se alojaron en el hotel de la estación para no molestar a la familia Gardes. Una vez en la casa, Jean Gardes les sirvió un Pernod...(...)
...De vuelta en París, Gardel quiso despedirse de su viejo amigo Manuel Pizzarro, que acababa de inaugurar otro cabaret (donde trabajó hasta que la guerra lo alejó temporariamente de París) que se llamaba con cierta lógica Chez Pizzarro. Mrs Wakefield, por su parte, ofreció al cantor una suntuosa cena de despedida en un cuarto privado del café de París. Varios amigos de la dama estaban allí junto con el grupo de argentinos...”

Christianne Bricheteau, en su libro: “CARLOS GARDEL Y SU FAMILIA TOLOSANA”, refiere otro testimonio del mismo episodio:

“La Sra. Jane Ceyte –sobrina de los Cassagne, antiguos locatarios y amigos de la familia Gardes-, actualmente cuenta con 81 años de edad y recuerda:

“Mi tía, la Sra. Cassagne, fue invitada a una cena en honor del cantor y su administrador.(1932) Yo tenía entonces 12 años y la acompañé. Me sentí deslumbrada por la belleza de las polainas blancas que tenían Carlos y Defino. Gardel era muy elegante!
Charlotte Gardes y su marido hablaban de él con mucho respeto y lo llamaban Señor Gardes”.

Lo increíble de este relato, es que en ningún momento ni Defino ni la Sra Ceyte mencionan que el “Sr. Gardes” haya festejado su cumpleaños en Toulouse, con su supuesta familia tolosana, aprovechando la circunstancia de encontrarse justamente en su supuesto lugar de nacimiento, con su supuesta familia biológica y en el aniversario de su cumpleaños.
Una irrepetible oportunidad que evidencia que a nadie se le ocurrió mencionar la fecha de cumpleaños de Gardel allí, por la sencilla razón de que el cantor no era el ausente o fallecido Charles Romuald Gardes.

¿Alguien puede encontrar alguna justificación al hecho de que Gardel, en innumerables ocasiones, haya festejado su cumpleaños con sus amigos y haya evitado festejarlo con su supuesta madre y su familia tolosana en la fecha y lugar más propicio para hacerlo?

Sólo se justificaría tal actitud en el caso de Gardel fuera realmente el indocumentado nacido en Tacuarembó alrededor de 1883, que utilizó la identidad del francés para desenvolverse en sociedad hasta que pudo adquirir la suya propia.


Ni mentiroso, ni tramposo, ni oportunista, ni “vivo”, solamente un hombre íntegro cuya discreción y respeto hacia la familia de su madre biológica, le impedía revelar la verdad de su origen, pero necesitaba solucionar de alguna manera el problema de su indocumentación.

Ver el documento completo en :

El último documento legal que usó Gardel

http://sites.google.com/site/eluruguayocarlosgardel/-documentos-oficiales-de-garlos-gardel/-e-el-ultimo-documento-de-gardel---pasaporte-encontrado-entre-sus-ropas-en-medellin?pli=1

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domingo, 3 de agosto de 2008

REGISTRO DE NACIONALIDAD DE CARLOS GARDEL


Habiendo salido a luz las investigaciones de la argentina Martina Iñiguez sobre la escolaridad de Carlos Gardel en una escuela de Montevideo, en el mismo momento que Bertha Gardes llegaba a Buenos Aires con su hijo Charles Romuald, con dos años y meses de edad, lo que prueba la existencia de dos niños, es imprescindible volver a insistir sobre la documentación que usó Carlos Gardel durante su vida.
Las críticas de los francesistas se han reiterado con insistencia mediante interpretaciones erróneas de nuestra legislación, incluyendo ironías, injurias y diatribas respecto a quienes efectúan los comentarios sobre el tema.
En principio, nuestra actitud ha sido pasiva, no hemos respondido a las conclusiones que han arribado con mala intención, pero ante tanta verborragia, queremos brindar nuestro aporte, con un análisis jurídico y positivo sobre las principales documentos del protagonista.

1.- MATRÍCULA DE CIUDADANO. ANÁLISIS DE LA NORMATIVA LEGAL
Las Leyes Nos. 3028, 3029 y 3030 promulgadas el 21 de mayo de 1906 en el gobierno de José Batlle y Ordóñez, regulan la materia consular, disponiendo sobre organización del cuerpo consular, organización del cuerpo diplomático y el arancel de derechos consulares. El correspondiente decreto reglamentario para la aplicación de dichas normas, recién fue aprobado el 17 de enero de 1917 por el Presidente Baltasar Brum.
Respecto al tema que nos preocupa, destacamos el art. 33 de la ley 3028 por el cual se prescriben las funciones de los Agentes Consulares, donde se le otorga la calidad de Oficiales de Registro de Estado Civil, de notarios y traductores de documentos.
Por su parte, el decreto reglamentario en el capítulo XIII sobre atribuciones relativas a los ciudadanos uruguayos, la sección II refiere a la matrícula de ciudadanos.
Para que los ciudadanos uruguayos residentes en país extranjero puedan contar con el auxilio o protección de los Agentes Consulares y disfrutar de los derechos y privilegios que les acuerdan las leyes o los tratados, se requiere que se hallen inscriptos en el Registro de Nacionalidad (art. 82).
A tales efectos, se distinguen dos tipos de inscripciones, la primera que es la general, incluye a aquellos que tienen documentos justificativos de nacionalidad uruguaya y segundo, la que surge de un procedimiento especial para los que carecen de dichos documentos (art. 85).
En el régimen general, o sea la inscripción de los documentados, deben promover el trámite exhibiendo cualquier documento de los relacionados en el art. 84, actas de nacimiento o de matrimonio expedido por el Registro de Estado Civil o de los registros parroquiales, certificados de matrícula en otro consulado, y cualquier otro documento auténtico expedido por las autoridades de la República.

En la segunda opción, la norma de carácter excepcional, permite a los Agentes Consulares inscribir en el Registro de la Matrícula, a los ciudadanos uruguayos indocumentados, mediante declaración personal en acta firmada por el matriculado, con la justificación de su ciudadanía uruguaya por parte de dos testigos fidedignos, nacionales si fuere posible, los que deberán también firmar el acta respectiva. (art. 86).

2.- LA PRUEBA SUPLETORIA DE ESTADO CIVIL
La matrícula del ciudadano es la inscripción que en un registro se hace de personas con la eficacia determinada por leyes o reglamentos y con los efectos ulteriores que ellas dispongan (Cfme. Enciclopedia Jurídica OMEBAT. XIX, pág. 130- año 1964).
La matrícula de ciudadanos indocumentados realizada por los Agentes Consulares constituye una prueba supletoria del Estado Civil. En efecto, nuestro Código Civil ya preveía ante la falta de los testimonios de Estado Civil, su sustitución por otros documentos auténticos, por declaraciones de testigos que hayan presenciado los hechos constitutivos del estado civil que se trata y en defecto de estas pruebas por la posesión notoria de ese estado civil (art. 44).
Nuestro país ha sido muy generoso en cuanto a facilitar la inscripción en los registros a los uruguayos indocumentados y también a los inmigrantes que llegaron de los lugares más remotos de la tierra, con la imposibilidad material de obtener sus documentos originales.
En conclusión, el estado civil de una persona, se prueba por los medios normales, testimonios de las actas incorporadas a los registros de Estado Civil o por las pruebas supletorias, reguladas por el Código Civil o por leyes especiales, como es el caso excepcional que prescribe la ley de organización consular.

3.- EL CERTIFICADO DE LA INSCRIPCIÓN DEFINITIVA
Los certificados y testimonios que se deducen de los registros de estado civil, son documentos públicos en que se asegura, afirma o da por cierto alguna cosa.
El certificado hace mención de que existe la inscripción en un registro y el testimonio contiene la trascripción literal del acta de inscripción
El decreto reglamentario de 1917 en su art. 86 habilita al Agente Consular expedir al interesado un certificado de la inscripción, con la validez de un año. El art. 69 del decreto reglamentario determina que los actos autorizados en el ejercicio del cargo y dentro del límite de sus atribuciones hacen plena fé.
Es decir, no se puede confundir la inscripción en la matrícula que es permanente, con el certificado o el testimonio, que solo cumplen con la finalidad de probar la existencia de la inscripción.

4.- EL CASO GARDEL: La matrícula de ciudadanía uruguaya.
En 1915 cuando Carlos Gardel todavía no era el famoso cantor, en su debut con José Razzano, en el Royal Theatre de Montevideo, el programa del espectáculo, aportado recientemente por los familiares del boxeador Angelito Rodríguez, también uruguayo, participante de una velada boxística en el mismo día y lugar incluye la mención del debut del “dúo nacional” y “dúo criollo” Gardel-Razzano. Al otro día, en los comentarios de la prensa, se habla de los “jóvenes compatriotas”, información dada por el diario “El tiempo” de Montevideo.
A partir de entonces, se acentúa el nivel de actuaciones exitosas, por lo que implica la necesidad de requerir solución al grave problema de su identificación.
Enterado de las recientes normativas uruguayas para regularizar estados de in documentación para uruguayos en el extranjero, Carlos Gardel se presenta el día 8 de octubre de 1920 ante el Consulado Uruguayo de Buenos Aires.
Al amparo de las leyes consulares de 1906 y del decreto reglamentario de 1917, tramita su solicitud de matrícula de ciudadanía en el expediente número de orden 10.052, donde declara haber nacido en Tacuarembó, Uruguay, el día 11 de diciembre de 1887, ser soltero, artista, domiciliado en la calle Rodríguez Peña 451 de la capital argentina. En los datos filiatorios, menciona como padre a Carlos, de nacionalidad uruguaya, fallecido, y como madre a María, de la misma nacionalidad, también fallecida. En el lugar reservado a los “justificativos presentados”, no consta la presentación de ningún documento previo. Incluye, el nombre y la firma de dos testigos fidedignos, Razzano y un policía residente en Buenos Aires, Juan Laguisquet, ambos uruguayos.
Es necesario puntualizar, que en toda la documentación que Gardel usó durante su vida, en ninguno de ellos aparece su supuesta madre Bertha Gardes, transformada en heredera por el testamento ológrafo, francesa y viva en 1920, pues recién dejó de existir en 1943.

5.- LOS EFECTOS DE LA INSCRIPCIÓN DEFINITIVA
La conclusiones que se imponen son las siguientes:
A) Esta presentación personal en el Consulado Uruguayo, integra la categoría de casos de auto inscripción, posibilitada por el artículo 86 del decreto reglamentario de 1917, para ciudadanos uruguayos en el extranjero totalmente indocumentados.
B) Cumplió con todas las formalidades requeridas por la normativa especial de regulación de la organización consular y el Agente Consular actuó dentro de los límites de las atribuciones que tenía para recibir este tipo excepcional de inscripción de ciudadanos.
C) El contenido del acta, fue expresado libremente por el declarante y corroborado por los testigos “fidedignos” nacionales, personas de conocimiento de aquel.
En consecuencia, el documento fue expedido por autoridad competente, dentro de los límites de sus atribuciones, según las formas requeridas por la ley y como tal es un documento válido, eficaz, de credibilidad obligatoria y con todos los efectos de constituir un aprueba supletoria de estado civil, que la valida como tal.
Esta acta de inscripción tiene el valor de registro de nacionalidad, supletoria de los registros de Estado Civil. Es el documento de prueba supletoria de la inscripción en el registro del Estado Civil, en el Libro Nacimientos, cuando nace un ser humano. Constituye el documento de identidad que suple a la partida de nacimiento. Por otra parte nunca fue controvertido ni discutido en vida de su titular, circunstancia que avala su vigencia.

6.- LA CIUDADANÍA LEGAL ARGENTINA:
Con los certificados de la inscripción expedidos por el Agente Consular Uruguayo, Carlos Gardel, paso posteriormente por el tamiz de innumerables trámites que le permitieron obtener otros documentos en los cuales se ratifica el contenido de la declaración en el acta de inscripción de la matrícula en el Consulado Uruguayo de Buenos Aires.
A los pocos días, obtiene el 4 de noviembre la cédula de identidad argentina No. 383.017, donde consta también su nacimiento en Tacuarembó.
Posteriormente, solicita el día 7 de marzo de 1923 la Carta de Ciudadanía argentina. A tales efectos acompaña el testimonio de dos testigos y dos constancias, la de su nacimiento, el certificado del Agente Consular uruguayo y un certificado de buena conducta No.218.125 expedido por la Policía de la Capital Federal de fecha 15 de febrero de 1923, otorgado por el Jefe de Investigaciones Eduardo de Santiago.
El haber optado por la ciudadanía legal argentina implicó una decisión voluntaria, expresión de libre elección, acto volitivo y de conciencia. Fue un reconocimiento a su patria artística, el cual nadie puede desconocer.
Por supuesto, tal calidad le impuso un compromiso solemne de cumplir con el régimen legal de su nueva patria.
Esta ciudadanía argentina lograda en base al certificado del Registro de Nacionalidad Uruguaya, sirvió para obtener otros documentos personales, la libreta de enrolamiento del 21 de junio de 1927, la carta aval de París el 16 de marzo de 1931, el pasaporte de Niza del 13 de diciembre de 1932 y la cédula de identidad expedida en San José de Puerto Rico el 20 de abril de 1935. En forma coherente, declaró en todos ellos su nacimiento en Tacuarembó, Uruguay.
Dr. Carlos Arezo Posada
Pte. Fundación Carlos Gardel
C.I. 3.226.620-6